A diferencia de otras ocasiones, esta vez hablaremos de un Gran Maestro de otra disciplina marcial. Se trata de Morihei Ueshiba, el fundador del Aikido.
Nació el 14 de Diciembre de 1883 en la Prefectura de Wakayama (actualmente Tanabe), Japón. Se puede decir sin temor a equivocación que Ueshiba fue uno de los más grandes maestros de artes marciales de la historia. Aun siendo un anciano de 80 años, podía desarmar a cualquier enemigo, vencer a cualquier número de atacantes e inmovilizar a cualquier oponente con un solo dedo. Aunque invencible como guerrero, Morihei era sobre todo un hombre de paz que detestaba las peleas, la guerra y toda clase de violencia. Su camino era el Aikido, que puede ser traducido como "El Arte de la Paz" o "El Camino de la Armonía".
El Arte de la Paz es un ideal, pero se desarrolló en la vida en muchos frentes. En su juventud Morihei sirvió en la infantería en la guerra rusa-japonesa. Luego enfrentó a piratas y bandidos durante una aventura en Mongolia, y después de dominar varias artes marciales fue instructor de las academias militares de elite en Japón. Sin embargo durante toda su vida Morihei sentía una dolorosa inquietud por las luchas y enfrentamientos que plagaban su mundo: las batallas de su padre con políticos corruptos y sus mercenarios, la devastación de la guerra y la brutalidad de los líderes militares de su país.
Morihei se encontraba en una búsqueda espiritual y tuvo tres visiones que lo transformaron. La primera ocurrió en 1925, cuando tenía 42 años. Después de vencer a un espadachín de alto rango al evitar todos sus avances y cortes (Morihei estaba desarmado), salió a su jardín. "De pronto, la tierra tembló. Un vapor dorado surgió del suelo y me envolvió. Me sentí transformado en una imagen dorada y mi cuerpo parecía tan liviano como una pluma. Repentinamente comprendí la naturaleza de la creación: el Camino del Guerrero debe manifestar el Amor Divino, un espíritu que abraza y nutre a todas las cosas. Lágrimas de gratitud y de gozo corrían por mis mejillas. Vi a la tierra entera como mi hogar, y al sol, la luna y las estrellas como íntimos amigos. Todo apego a las cosas materiales se desvaneció".
La segunda visión tuvo lugar en diciembre de 1940. "Alrededor de las dos de la mañana, mientras practicaba una purificación ritual, olvidé de pronto todas las técnicas de arte marcial que había aprendido. Todas las técnicas que mis maestros me habían transmitido aparecieron completamente renovadas. Ahora, eran vehículos para el cultivo de la vida, el conocimiento, la virtud y el sentido común en vez de recursos para derribar e inmovilizar a la gente".
La tercera visión sucedió en 1942, durante la peor de las batallas de la segunda guerra mundial y en uno de los períodos más oscuros de la historia humana. Morihei vio al gran espíritu de la paz, un sendero que podría conducir a la eliminación de toda lucha y a la reconciliación de la humanidad. "El camino del guerrero ha sido mal interpretado como un medio de matar y destruir a otros. Aquellos que buscan la competencia cometen un grave error. Golpear, lastimar o destruir es el peor pecado que un ser humano puede cometer. El verdadero camino del guerrero debe impedir la matanza, es el Arte de la Paz, el poder del Amor". A partir de ese momento, Morihei se retiró al campo y dedicó cada minuto de su vida a refinar y difundir el Aikido, el Arte de la Paz.
A diferencia de los autores de textos clásicos antiguos de guerreros como el Arte de la Guerra y el Libro de los cinco Anillos, que aceptan la inevitabilidad de la guerra y enfatizan la estrategia astuta como medio para llegar a la victoria, Morihei comprendió que la lucha continua (con otros, con nosotros mismos y con el medio circundante) arruinaría la Tierra. "El mundo seguirá cambiando dramáticamente, pero la lucha y la guerra pueden destruirnos totalmente. Lo que ahora necesitamos son técnicas de armonía y no de enfrentamiento. Se requiere el Arte de la Paz y no el Arte de la Guerra." Morihei enseñó el Arte de la Paz como una disciplina creativa del cuerpo y de la mente, como un medio práctico de manejarse ante la agresión y como un medio de vida que alimenta el coraje, la sabiduría, el amor y la amistad. Interpretaba el Arte de la Guerra en el sentido más amplio posible y creía que su principio de reconciliación, armonía, cooperación y empatía podía ser aplicado valerosamente a todos los desafíos que la vida nos presenta en las relaciones personales, en la interacción con la sociedad, en el trabajo y en los negocios y en la relación con la naturaleza. Todo hombre puede ser un guerrero por la paz.
O Sensei Ueshiba Ueshiba hace su última demostración en Enero de 1969. Muere poco tiempo después, el 26 de Abril de ese año, siendo sus cenizas enterradas en Kozanji, Tanabe, y siendo nombrado caballero honorable de Tanabe e Iwama.
Nació el 14 de Diciembre de 1883 en la Prefectura de Wakayama (actualmente Tanabe), Japón. Se puede decir sin temor a equivocación que Ueshiba fue uno de los más grandes maestros de artes marciales de la historia. Aun siendo un anciano de 80 años, podía desarmar a cualquier enemigo, vencer a cualquier número de atacantes e inmovilizar a cualquier oponente con un solo dedo. Aunque invencible como guerrero, Morihei era sobre todo un hombre de paz que detestaba las peleas, la guerra y toda clase de violencia. Su camino era el Aikido, que puede ser traducido como "El Arte de la Paz" o "El Camino de la Armonía".
El Arte de la Paz es un ideal, pero se desarrolló en la vida en muchos frentes. En su juventud Morihei sirvió en la infantería en la guerra rusa-japonesa. Luego enfrentó a piratas y bandidos durante una aventura en Mongolia, y después de dominar varias artes marciales fue instructor de las academias militares de elite en Japón. Sin embargo durante toda su vida Morihei sentía una dolorosa inquietud por las luchas y enfrentamientos que plagaban su mundo: las batallas de su padre con políticos corruptos y sus mercenarios, la devastación de la guerra y la brutalidad de los líderes militares de su país.
Morihei se encontraba en una búsqueda espiritual y tuvo tres visiones que lo transformaron. La primera ocurrió en 1925, cuando tenía 42 años. Después de vencer a un espadachín de alto rango al evitar todos sus avances y cortes (Morihei estaba desarmado), salió a su jardín. "De pronto, la tierra tembló. Un vapor dorado surgió del suelo y me envolvió. Me sentí transformado en una imagen dorada y mi cuerpo parecía tan liviano como una pluma. Repentinamente comprendí la naturaleza de la creación: el Camino del Guerrero debe manifestar el Amor Divino, un espíritu que abraza y nutre a todas las cosas. Lágrimas de gratitud y de gozo corrían por mis mejillas. Vi a la tierra entera como mi hogar, y al sol, la luna y las estrellas como íntimos amigos. Todo apego a las cosas materiales se desvaneció".
La segunda visión tuvo lugar en diciembre de 1940. "Alrededor de las dos de la mañana, mientras practicaba una purificación ritual, olvidé de pronto todas las técnicas de arte marcial que había aprendido. Todas las técnicas que mis maestros me habían transmitido aparecieron completamente renovadas. Ahora, eran vehículos para el cultivo de la vida, el conocimiento, la virtud y el sentido común en vez de recursos para derribar e inmovilizar a la gente".
La tercera visión sucedió en 1942, durante la peor de las batallas de la segunda guerra mundial y en uno de los períodos más oscuros de la historia humana. Morihei vio al gran espíritu de la paz, un sendero que podría conducir a la eliminación de toda lucha y a la reconciliación de la humanidad. "El camino del guerrero ha sido mal interpretado como un medio de matar y destruir a otros. Aquellos que buscan la competencia cometen un grave error. Golpear, lastimar o destruir es el peor pecado que un ser humano puede cometer. El verdadero camino del guerrero debe impedir la matanza, es el Arte de la Paz, el poder del Amor". A partir de ese momento, Morihei se retiró al campo y dedicó cada minuto de su vida a refinar y difundir el Aikido, el Arte de la Paz.
A diferencia de los autores de textos clásicos antiguos de guerreros como el Arte de la Guerra y el Libro de los cinco Anillos, que aceptan la inevitabilidad de la guerra y enfatizan la estrategia astuta como medio para llegar a la victoria, Morihei comprendió que la lucha continua (con otros, con nosotros mismos y con el medio circundante) arruinaría la Tierra. "El mundo seguirá cambiando dramáticamente, pero la lucha y la guerra pueden destruirnos totalmente. Lo que ahora necesitamos son técnicas de armonía y no de enfrentamiento. Se requiere el Arte de la Paz y no el Arte de la Guerra." Morihei enseñó el Arte de la Paz como una disciplina creativa del cuerpo y de la mente, como un medio práctico de manejarse ante la agresión y como un medio de vida que alimenta el coraje, la sabiduría, el amor y la amistad. Interpretaba el Arte de la Guerra en el sentido más amplio posible y creía que su principio de reconciliación, armonía, cooperación y empatía podía ser aplicado valerosamente a todos los desafíos que la vida nos presenta en las relaciones personales, en la interacción con la sociedad, en el trabajo y en los negocios y en la relación con la naturaleza. Todo hombre puede ser un guerrero por la paz.
O Sensei Ueshiba Ueshiba hace su última demostración en Enero de 1969. Muere poco tiempo después, el 26 de Abril de ese año, siendo sus cenizas enterradas en Kozanji, Tanabe, y siendo nombrado caballero honorable de Tanabe e Iwama.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario